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miércoles, 9 de abril de 2014

EL UMBRAL DEL TIEMPO

El hombre maloliente camina por las calles arrastrando sus miserias, quien sabe Dios de donde viene y hacia donde va, no tiene horizonte, sólo sobrevivir.

El hombre rico y perfumado va por la vida altivo y orgulloso de sus riquezas, admirado, adorado, querido, respetado, es todo un señor.

El hombre maloliente come de la basura, el hombre perfumado come manjares  y tira a la basura lo que le sobra.

El hombre que es todo un señor sale de su casa en las mañanas con su auto importado, el pobre vagabundo se le acerca y le pide una limosna-sal de aquí, no te me acerques borracho inmundo- le dice y sube a su auto y se marcha, el otro se queda mirándolo.

Sigue su camino sobre sus pies curtidos que son su único vehículo desde hace ya tanto que ni recuerda en que momento dejo de ser digno, su mirada por momentos parece emocionada al ver el cielo que es su techo, como si allí estuviera algo o alguien a quien el espera ver en los días de sol y en las noches estrelladas. Se sienta en alguna calle y observa el firmamento, sin tener respuesta ,sigue con su dolor y sus misterios a los que a nadie le importa porque solo es un pordiosero, como si por su condición no pudiera tener pasado, haber amado, soñado, quizás, se le quebró el alma y no pudo seguir, quizás simplemente es un hombre enfermo a los que todos repudian, porque es eso ,como un monstruo maloliente, como si llevara la peste, así vive y así morirá, pero seguramente no tendrá que rendirle tanto al supremo porque ya padeció en la vida ese lado oscuro que todos llevamos.

Siguiendo su camino llega a la iglesia, ve que allí justamente el señor perfumado esta entrando en ella. Entonces el observa a Dios desde lejos porque solo eso puede hacer, como va a entrar allí con sus harapos y mezclarse con la gente bien, el mendigo maloliente.

 Sin embargo el pese a todo se acerca y espía, sus ojos son testigos de la hipocresía, no ve a Dios en sus miradas, solo divagan por el templo como esperando que la ceremonia termine pronto, en la puerta como haciendo acto de presencia esta el perfumado listo para salir antes que todos, los ve tomados de la mano elevando una plegaria, mas tarde todos se abrazan y se besan, en su mente cansada de tanto andar y ver no entiende que es lo que hacen, pero es lo suficientemente cuerdo para darse cuenta que allí algo no esta bien, luego los ve salir, todos saludan al sacerdote  pidiéndole  la bendición, hasta agua  en botellas llevan para ser bendecida, sonríe y lleva su mano al corazón, porque el siente que allí esta Dios.

 De pronto lo ve a su amigo el señor que se acerca al auto tras haber saludado al cura y antes de ascender nota su presencia –otra vez tu, no eres digno de estar acá, vete antes de que te vean,- el lo mira y sonriéndole le contesta – ¿qué me vea quien buen hombre?, porque a usted todavía no lo pudo ver, que pena con usted- el hombre se pone furioso y tirándole unas monedas le dice,

¡No me sigas más!, ¡toma esas monedas! ¿Eso es lo que quieres? ¡Bueno ahí tienes - seguidamente sube al auto.

Toma las monedas del suelo se acerca y se las tira dentro y le dice.

-a usted buen hombre le van hacer mas falta que a mi, yo ya estoy acostumbrado a no tener nada, pero créame una vez lo tuve todo y lo perdí, desde entonces  ya nada importa, deambulo  en el tiempo sin esperar nada mas , solo quiero reunirme con lo que perdí y le pido a dios que me acompañe en mi andar, ah…. No fue dinero lo que perdí, le aclaro por si acaso.

-sabes no me gusta que me vean hablando contigo-dijo el hombre

-no si el que esta hablando soy yo, sabe que pena con usted, porque tanto que viene a la iglesia y   bueno, prepárese amigo, digo… Por si la caída pueda llegar a ser tan fuerte, no sé si lo va a soportar y  de eso nadie se salva, pero usted se la creyó y todo llega todo, adiós señor, no lo molesto mas.

El hombre perfumado se indigno, bajo la vista y maldijo, abrió la puerta descendió para insultarlo una vez más.

Entonces lo que ve lo espanta, el rostro del pordiosero es el… dentro de muchos años.

Entonces lo deja partir, y se queda impresionado al ver que el hombre se pierde en la noche atravesando el umbral del tiempo.

 
ESTELA CARUSO
ES FICCION