ABRIL
DEL 76
Recién instalada
en mi nuevo departamento, con muebles reciclados y un ventanal que me
permite observar la calle, después de la vorágine de los días vividos de cuando me recibí y el viaje que me regalaron por
haber logrado los objetivos, puedo tomar conciencia que he iniciado una nueva
vida.
Algo que era inevitable
porque ni bien me recibiera comenzaría a trabajar en el estudio de abogados,
por lo tanto tenía que buscar algo cerca donde vivir, o sea un cambio nada
sorprendente, podría decirse que programado como mi vida, todo se va dando de
acuerdo a lo establecido, terminar la secundaria en tal año, al siguiente
comenzar la facu y recibirse en cinco, sin errores, un modelo a seguir.
Mis padres orgullosos de la hija que tienen, todo salió como
ellos querían, también lo están del
novio que tengo porque ya es medico, somos profesionales, y en un tiempo no muy
lejano habrá boda , entonces yo ya tendré una familia, como dije antes todo
programado.
Cualquiera en mi lugar estaría feliz de haber logrado sus
proyectos, sin embargo no me siento bien, estoy asfixiada, atada, como si esto no
fuera lo que quiero para mí.
Salgo a caminar a ver si se me va esta sensación de no
querer estar y de pronto la veo, esta en las escalinatas de la iglesia,
pidiendo, viste ropas oscuras, en la cabeza una manta gris, harapienta y
mendiga, su rostro refleja dolor y abandono. ¿Que la llevo a esto? me pregunto,
tiene la mano tendida, una bolsa a su lado con sus pertenencias, hace frio y
parece no sentirlo. Es una mujer joven aunque
su rostro se ve envejecido.
¿Querría ella estar en mi lugar? con todo lo que he logrado.
Diría mi padre, valora lo que tenes, hay gente que esta tan mal, pero si la que
está mal soy yo, pero eso es algo que él jamás entendería
. La veo que se levanta y camina, la sigo, mi curiosidad por
esta mendiga me desborda, entra a un restaurante por la puerta del costado, al
rato sale con un paquete pequeño, le han dado algo de comer, se sienta en la
vereda de enfrente a donde yo vivo pero casi en la esquina y come tranquila,
saboreando cada bocado, después sigue su camino y se pierde en la noche.
Hoy fue mi primer día en el estudio, me gusto mi trabajo y
mis compañeros me recibieron bien, que mas puedo decir. Lucas pasó a buscarme y
fuimos a almorzar, le molestan mis silencios, dice que últimamente estoy
callada, ausente, es que no puedo disimular que no estoy bien. Caminamos hacia
mi departamento, de pronto vemos un alboroto, en el lugar donde están los
mendigos parece que hay una pelea, gritan, yo me acerco, Lucas me toma del
brazo –no te metas- me dice, yo me suelto casi con bronca, y lo que veo me hace
sacar toda mi impotencia, allí esta la mendiga, todos le pegan, la empujan, le
gritan, -¡Que se vaya! ¡Este no es su lugar! aquí no la queremos- entonces yo
la tomo del brazo, me la llevo conmigo hasta la plaza, por detrás mío Lucas, me
sigue molesto, hago que tome agua del bebedero, luego la siento en uno de los
bancos, ella no habla, se la ve perdida, abrazándola observo sus ojos, eso me nace
desde lo mas profundo do, me inspira ternura – ¡Qué puedo hacer por usted!
¿Cómo se llama? ¿Qué le paso?-.demasiadas preguntas, empieza a correr y yo
intento buscarla y Lucas me toma del brazo – ¡Ya basta! ¿No ves que está loca?—me
dice.
Pasaron tres días y no la vi mas ,le pregunto a los vecinos
me dicen que no se sabe quién es, un muchacho joven dice que hay rumores que es una mujer rica, que los
hijos la internaron en un psiquiátrico y que ella siempre se escapa, que nadie
se hiso cargo de ella, una señora gorda y bajita que parece saberlo todo que se
hecho al abandono por la muerte de un hijo, mientras que un
señor bien vestido y de buen aspecto que sus hijos la maltrataban y la echaron
a la calle, se dicen muchas cosas pero nadie sabe bien, eso si no se porque
pero la relacionan con sus hijos como si los tuviera, ni siquiera saben de donde es. Les comente lo sucedido
con los demás mendigos y me dicen que ellos marcan territorio, que ella es de
esta cuadra, que siempre está sentada frente a la casa de la esquina, y no
puede circular donde están los otros, parece increíble pero es así.
Cuando regreso del estudio la veo, allí esta, tal cual,
frente a la antigua casa de la esquina, me pregunto si no habrá sido suya,
porque parece vigilarla o tal vez este esperando que salga alguien, después se
levanta y va a las escalinatas de la iglesia a pedir limosna, allí se queda y
yo continuo mi camino.
Mi relación con Lucas esta desgastada, pese a todo seguimos
juntos, por las noches pienso en ella, si estará pasando frio mientras yo estoy
calentita en mi cama, no se porque este sentimiento de culpa, si al fin y al
cabo yo no tengo nada que ver.
Los días siguientes fueron rutina, hasta que sucedió lo
inesperado, aquella mañana pase por la iglesia y la vi tirada en el piso, se
quejaba y se cubría la cara, cuando la di vuelta tenia la frente rota, sangraba
y llena de hematomas toda la cara, ella no hablaba pero unos muchachos que
pasaban por allí me dijeron que los chicos del barrio que esta detrás del
mercado viejo donde están los otros mendigos, la agarraron a piedrazos por el
solo hecho de divertirse, cuanta maldad por dios, no puedo creer que haya gente
tan mala y sobre todo tan chicos, seguramente es el ejemplo que le han dado sus
padres, pienso desde mi impotencia porque no encuentro una respuesta a tanta porquería
suelta.
Justo en ese momento
sale el sacerdote y me siento protegida por lo menos es la imagen que he tenido
siempre de ellos y voy hacia el y le pido ayuda para ver que podemos hacer con
esta mujer, a lo que el me responde –no, no de ninguna manera que me trae aquí,
sáqueme esto de acá- y se va, -¡pero la que te pario! ¡Mal parido y vos sos
representante de la iglesia!- se lo grito con bronca, no me importa, me
escucho, saque lo que sentía, rompí las formas de no decir nada.
Estoy muy alterada, entonces
paro un taxi y le digo al hombre que me ayude, si la puedo subir a su auto, se
que esta trabajando, le pago el viaje, a lo que el me dice,-no se preocupe, yo
la llevo y el viaje no me lo pague, todos tenemos que hacer algo usted siga con
lo suyo- se la lleva. Me quedo con la duda y si la tiro por ahí, será tan bueno
este hombre yo ya no creo en nadie, entonces me voy al hospital, pregunto por
una mujer, la describo, -¡a si! la que trajo el taxista, allí esta me dice la
enfermera, la están curando. Le pregunto -¿no se puede hacer algo por esta
gente? las autoridades o algún lugar donde desde allí poder ayudar, entonces
ella me contesta –¡sabe todos los que hay en esta ciudad! ¡y las autoridades se
van hacer cargo, no mujer olvídese- Cuanta indiferencia hay en este mundo,
donde he estado todo este tiempo.
Una vez curada, no lo
pienso más y la llevo a mi casa, esta cayada, ausente, se deja llevar, cuando
entramos mira todo, tiene su bolsita entre sus brazos como si fuera un tesoro,
que tendrá allí me pregunto.
Mas tarde la baño, le
pongo ropa nueva, le doy de comer, ella en ningún momento me miro. De pronto se
descuida, se levanta y mira por la
ventana, entones como la veo distraída agarro la bolsita, y rápidamente quiero
ver que hay dentro, pero no puedo porque
en eso entra Lucas y me dice gritando
–pero vos queres cambiar el mundo, mira que con esta loca acá en casa no lo vas
a lograr- entonces yo me pongo de los pelos –esta no es tu casa desgraciado, ni
siquiera vivís acá, y yo con mi vida
hago lo que quiero, si no te gusta te vas, a lo que el me contesta- de esto se
va a enterar tu padre, tenemos un compromiso, social y familiar y lo tenes que
respetar,-me le paro delante y le digo- -ya no hay compromiso, estas libre- entonces
escuchamos la frenada, gritos de la gente, ella no está, salimos a la calle.
Esta casi bajo las
ruedas del coche, me acerco , por primera vez me mira a los ojos y me dice
–busca en tu corazón, allí te encontraras - y se fue, así se quebró su vida
para siempre, cierro sus ojos y acariciando su rostro beso su frente, quizás
ahora está en paz, levanto la vista y veo a Lucas que se va, fue la ultima vez
que lo vi.
Pasaron los años, ahora soy voluntaria, ayudo en lugares
que están en conflicto. No voy a salvar el mundo pero al menos hago lo que
siento. Solo me queda el recuerdo de haber conocido alguna vez a un ser humano que
me enseño a saber quién era. Guardo celosamente entre mis cosas la bolsita que
perteneció a aquella que mendigaba en las calles. En ella hay cosas que no
tienen demasiada importancia, entre ellas dos pasajes de avión, un viaje que
jamás se realizo ¿destino? España, fecha abril del 76.
Mi vida seguirá su
curso, hoy aquí, mañana no lo sé, pero de una cosa estoy segura, siempre pero
siempre, quedara grabada en mi memoria la imagen de una misteriosa mujer…
simplemente una mujer.
FIN
Estela Caruso. Es Ficcion.
En el 76 fue el golpe de estado en Argentina, hubo
persecuciones y asesinatos. Muchos, deambularon por las calles escondiéndose. De
otros, no se supo, jamás volvieron a sus hogares.Fueron, los desaparecidos.
<