lunes, 25 de agosto de 2014

ATRAPADA segunda parte


ATRAPADA Segunda parte
 
 
Pablo Moreno, de profesión periodista, cuarenta años, solterón empedernido, por las mañanas suele cubrir notas en la puerta de tribunales donde comenzó a dar sus primeros pasos en su profesión en el extraño caso de la señora Eugenia Arévalo
 Entonces era muy joven, le había puesto toda la pasión y la garra. Con el paso del tiempo se fue quedando con la sensación de impunidad que suele tener la justicia.
Recuerda que aquella dama distinguida de la sociedad porteña había desaparecido dejando una mancha de sangre en la alfombra de la biblioteca de su casa, en un desorden tal que nunca se supo si fue un secuestro o un intento de robo, pero la mujer jamás apareció.
Dueña de una fortuna en empresas se la había tragado la tierra. El hecho había conmocionado la opinión pública y como en estos casos, mucho se decía, a tal punto que todo iba enredándose cada vez más. Los investigadores desconcertados hicieron su trabajo hasta que poco a poco todo fue quedando en la nada.
Recuerda también a su hija María Arévalo que por entonces la buscaba incansablemente. La que por mucho tiempo deambulo por los pasillos de los tribunales, en un estado de abandono y depresión, hasta que no la vio más. Pensó entonces que habría sido de ella.
Terminó su trabajo al mediodía y fue a casa de María, su curiosidad de saber cómo estaría aquella mujer pudo más.
Ya en la vivienda ingreso directamente por el costado, conocía de memoria el lugar, ya que había pasado mucho tiempo en aquellos años montando guardia.
Estaba regando las plantas, no se sorprendió al verlo.
Lucia espantosa, sus cabellos apenas recogidos, blancas las raíces y las puntas negras y rojisas.La ropa era vieja, descolorida. Era impresionante el abandono de la mujer.
 
  ¡No cambia más usted! Siempre igual.-dijo ella.
 
- ¿Se acuerda de mí?
 
 -¡Como olvidarlo! si era el más molesto de todos, recuerdo como me acosaba con preguntas, vivía mas aquí que en su casa.
 
-Y…era nuevito, debía quedar bien.
 
 -¡Ustedes los periodistas son increíbles!
 
 -¿Porque lo dice?
 
 -Porque son un mal necesario, uno los odia porque molestan y al final terminan haciéndonos compañía y hasta a veces ayudan a resolver situaciones.
 
 -No fue su caso
 
 -No, seguro que no
 
 -¿Cómo quedo todo?
 
 -En nada, usted ya sabe cómo fueron las cosas
 
 -Me llamó la atención no verla más.
 
 -Para que, si la respuesta era siempre la misma. Lo invito a almorzar ¿qué le parece?
 
 No había dudas que aquella mujer quería hablar con alguien, necesitaba compartir su historia. La soledad y el encierro en aquella casa no deberían ser fáciles de soportar.
Preparó el almuerzo en la inmensa cocina con olor a humedad, arruinada por donde se la viera...
 
 -Milanesas con puré y el vino se lo debo, yo no tomo alcohol.
 
-Está bien María, no se preocupe.
 
 -¿Sabe qué? me voy a Europa.
 
-¿Así? ¡Qué bueno!
 
 -Voy a buscar un libro que era de mi madre.
 
 -¡Eh! ¿Cómo es eso? ¡Explíqueme por favor! ¿Porque...? ¡ Un viaje tan largo por tan poco!
 
 -Si, entiendo que se sorprenda, pero cuando le explique lo va a entender.
 
 -Haber… la escucho.
 
 -Después de tanto tiempo, me di cuenta que el libro de poemas que tanto amaba mi madre no está en ningún lugar de la casa. Sucede que días atrás la pensaba tanto, pero tanto, qué recordé aquel libro. Así que quiero tener algo personal de ella, que sería como tener su alma, parte de su ser. Mire, una vez mi papa la llevo a Europa, a visitar el pueblito de donde era oriundo su autor y desde entonces ella siempre viajo a aquel lugar.
 
 -¿Qué lugar de Europa?
 
 -Italia, pero haber si usted me puede entender, seguramente yo pueda conseguir un ejemplar en el pueblo, seguramente en una biblioteca o comercios. Sería como tenerla, leer cada prosa del libro, como conectarme con ella.
 
 -¡Que obsesión la suya!, mire que ha pasado el tiempo y usted no se resigna, no ha hecho nada por estar mejor.
 
 -Fué la forma señor Moreno en que se fue de mi vida. Además estábamos disgustadas. ¿Sabía usted que me iba a casar?, ella se opuso a tal punto que me fui de la casa. Ese día vine a despedirme, nos íbamos a Europa con mi futuro esposo y bueno al entrar nos encontramos con eso.
 
 -No, no lo sabía, es más, siempre tuve la imagen de una mujer comprensiva y buena, además, la opinión pública por poco no la santifica. Será que su novio no era buena persona por eso se oponía, porque si no todo es muy extraño.
 
 Una copa se cayó al piso rompiéndose, mientras levantaba los cristales levanto la mirada y le dijo.
 
-Así son las cosas Moreno, hay mucho que usted no sabe.  - Le clavo una espina con aquella frase que salió sin pensar, así, de manera espontanea, como si estuviera esperando para reventar.
 
 -Usted siente culpa María, no tiene que sentirse así. ¿Y qué paso con su novio? Porque no hubo boda según se ve.
 
 -El se canso de esperar. Además que es eso de culpa, usted llama culpa al amor y la obligación de una hija.
 
 -Todo tiene un límite María, no por buscarla usted tiene que perder su felicidad. Además para eso estaba la justicia y si ellos no pudieron hacer nada menos usted.
 
 -Usted no entiende.
 
 -¿Y cuándo será eso?
 
-La próxima semana. Ya tengo todo listo.
 
 -¿Cómo se llama el libro de poemas?
 
 -Susurros de Gianni.
 
 Se fué, dejándola con su soledad, preparando un viaje tan insólito como increíble.
 
CONTINUARA
 
 
 
 

 

 

 

 

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