martes, 27 de mayo de 2014

RELATOS DE MI ABUELA quinta entrega de Escarpines Negros


De tanto en tanto venían algunos a lavar sus miserias, solo les quedaba el recuerdo de las buenas épocas, que según me contaban y ya lo explique en otros relatos, brilló todo el glamur de la alta sociedad.
Los campos producían a rabiar lo que buscaras, trigo y animales por doquier, después todo fue apagándose lentamente, quizás por los problemas familiares, los pocos hombres que tuvo la familia se fueron y solo quedaron estas dos mujeres.

Como habrán notado es una familia de mujeres, mi padre y Claudio, fueron la excepción y Miguel, bueno eso está en duda, esto fue el comentario de los lugareños, decían que la esfinge tenía algo que ver, ya que solo nacían hembras, que era el fantasma de Sofía que vivía en la estatua, al punto tal que se comentaba que mi padre y Claudio eran adoptados y Miguel una broma de la esfinge.
Mi padre se enojo y renuncio a todo porque le prohibían que se viera con mi madre, que era una Iturralde, entonces se fue con ella y ocupaban una pequeña parte de tierra que mi abuelo materno le había regalado, de todas maneras compartía trabajos con el tío Julio que pese a todo lo quería a mi papa y lo respetaba. Dicen que cuando sus padres se opusieron al noviazgo con mi mama, el tío Julio los ayudaba para que se vieran, yo no lo puedo creer, trato de imaginarlo ayudándolos, pero así fue

Es muy diferente la casa del tío Julio, por las noches fogata y guitarreada antes de dormir, el odioso no les dice nada, al igual que el baile mensual en los galpones, para distraer a la peonada dice él.
No pertenezco a ninguna de las dos familias, gracias a Dios vivo con las monjitas y eso hace que sea neutral.

Suelo ir a la mansión y mis tías Eva y Margot, unas cincuentonas que parecen tener más años por lo arruinadas que están, me cuentan historias de la familia.
Trato de imaginar las mujeres de la época con esos vestidos largos, llenos de puntillas, arrastrando toda la tierra y la mugre del piso, como en las películas que se las veían tan impecables como si siempre estuvieran recién bañadas.

Una mañana llego la tía catalina, vive en la ciudad, es más vieja que la injusticia y mala como una cascabel. Llegó con la joven Margarita, que llora y llora todo el tiempo, no entiendo bien porque, pero de una cosa estoy segura, la pobre me parece que está embarazada, ahí nomas llego la tía Edith, ella también tiene su historia, pero a diferencia de Catalina es mas buena que el pan, si supieran lo linda que es, una rubia de treinta y seis años, ojos claros y un cuerpo que para que te cuento, lo tiene loco al tío julio cada vez que la ve se le ponen los ojos chiquititos y le arrastra el ala, pero ella se hace la tonta.
La Tía Edith, discute con las otras, parece que quieren hacer algo y ella no las deja, es un lio en la mansión, trato de saber más pero no puedo.



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