Me levanté
demasiado temprano, te veo dormida y trato de no hacer ruido, pero es inútil, me
llevo por delante la vieja silla de madera tan gastada como mis sueños, esos
que se fueron desvaneciendo poco a poco con tus ausencias, esas que se clavan
en mi alma como diciéndome que ya no quieres estar más conmigo, es por eso que
decido irme, si solo te hago sufrir, es mejor no estar,
si total para que, para verte mirar por el cristal de la ventana vaya uno a
saber qué cosas, porque no estas allí, estas tan lejos que ni siquiera sabes
cómo está afuera, después comienzas el día, tu día por decirlo de alguna
manera, te cuesta tanto estar en el que es un castigo para vos llegar a la
tarde en esta casa que nos guarda con nuestros silencios, porque hace tanto
tiempo que no nos hablamos, que es mejor que salga cuanto antes por esa puerta
y no vuelva , es mejor que sea ahora antes de que me arrepienta, me quede y
todo siga igual.
En una calle
desolada de una ciudad dormida mis pasos van hacia donde yo los quiero llevar,
aunque, una parte de mi quiera regresar, sin embargo, siguen a la estación de
tren donde jamás hubiera pensado que estaría sin vos, si estábamos siempre
juntos, que nos paso, no lo sé, fue así, un día de repente fuiste otra persona,
y yo me quede solo como estoy ahora aquí esperando un tren viejo y ruidoso en
una estación sucia con personajes patéticos de esos que habitan en la noche,
únicos testigos de mi desolación.
Los
personajes de esta ciudad van llegando con sus caras cansadas antes de empezar
la jornada ,siendo que recién se despiertan y suben al tren sin ganas, como si
algo los empujara a hacerlo y así se sientan y miran a través de la ventanilla
resignados a un nuevo día, así como tu cara frente al cristal, son igual a vos
y yo no entiendo porque si te lo di todo, que mas querías de mi, nunca te lo
pregunte, no se porque, quizás por miedo a la respuesta a que me digas que amas
a otro, que yo soy poca cosa para vos, que no te animas a decírmelo, pero si es
tan fácil decirlo, si yo voy a entender
cómo no voy a entender si te amo y lo único que quiero es verte feliz, si eso fue
lo que te atormentaba, ya es momento que me lo digas, que se valla el tren a
otra parte porque yo estoy yendo a que hables de una vez, a que no te quedes
callada, si me tengo que ir lo hare, pero no así, huyendo como un cobarde, debo enfrentar la realidad como esta llovizna
que me está mojando hasta el alma, que me acompaña en este día gris ,para ver al
llegar tu rostro pegado al cristal, para no variar estas allí igual que siempre,
entonces me apresuro pero sos vos que abrís la puerta y me abrazas como nunca
lo habías hecho y rompes en llanto y me decís
-¿ Hasta
cuando vas a estar ausente? ¿no te das cuenta que estoy sufriendo? O es que ya no me queres.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario